Si hay algo que ha cambiado la pandemia en nuestro sector es la forma de entender las oficinas; estas no van a desaparecer, pero sí se van a transformar. La tendencia que estamos viviendo en los últimos meses es la creación de espacios de trabajo saludables, flexibles y adaptables a las necesidades cambiantes de los usuarios, donde el bienestar y el confort de los ocupantes se sitúa en el centro.
Esta es la filosofía que seguimos en Construcía, donde los espacios que construimos generan impactos positivos no solo en los usuarios de los edificios, sino también en el medio ambiente y la sociedad en general. Para ello, uno de los aspectos que más tenemos en cuenta es la selección de materiales y productos sin toxicidad, que puedan reutilizarse sin perder valor y con nulas o muy bajas emisiones de COVs. Y es aquí donde cumplen un papel fundamental nuestros proveedores. Por eso, hoy, entrevistamos a Dynamobel, un proveedor de soluciones de mobiliario de oficina que cuenta con varios productos Cradle to Cradle Certified y que apuestan por la sostenibilidad para la creación de muchos de sus productos.
Yo diría más bien que ha sido el acelerador y activador de un cambio que se venía viendo desde hacía unos años.
Vemos que se ven afectados dos elementos críticos en este sentido: el espacio de trabajo tradicional, la oficina, y el espacio de trabajo en nuestros hogares, el puesto de teletrabajo.
En la oficina, vemos como las distancias se hacen mayores entre trabajadores, la higiene se convierte en parte de la cultura y del mobiliario (dispensadores de gel, pantallas de seguridad, elementos de gestión contactless como las cerraduras de taquillas sin llave) y, muy particularmente el uso que se hace de ellas evoluciona, pues los puestos de trabajo pasan a no ser asignados a un usuario, se establecen criterios de uso de los mismos y normas para que este gestione democráticamente este uso.
En casa, pasamos a tener un “rincón” diseñado para poder trabajar de un modo eficiente y saludable, no solo por cuestiones relativas al coronavirus, sino también por cuestiones relativas a la ergonomía del espacio, pues habitualmente en las viviendas no es tan frecuente disponer de un espacio de trabajo bien conformado. Este hecho está evolucionando.
En conclusión, el Covid ha sumado criterios para tomar decisiones respecto a flexibilizar nuestras formas de trabajo: si ya era interesante la optimización de los espacios de trabajo por cuestiones de optimización del uso de espacios y los ahorros que esto significa (alquileres, luz,…), las cuestiones de seguridad por la pandemia han sumado motivos de peso para que el tejido empresarial español esté reconsiderando su modelo de trabajo y en muchos casos ya, cambiándolo.
Es fundamental disponer de mobiliario que permita trabajar de un modo óptimo y minimizando los elementos anclados al puesto en este sentido.
Vaya por delante que es crítico en este punto que el mobiliario y la tecnología se integren de la mejor manera posible para este fin, pues todo cobra mayor sentido cuando se da esta comunión: una mesa en la que disponemos de conexión a tomas de potencia al alcance del usuario, con un monitor (o monitores) en el puesto, que se conecten de un modo ágil al ordenador portátil del trabajador, a ser posible por medio de una dock station (lo que daría también alimentación a nuestro ordenador en un solo cable) y disponer de espacios de archivo personal en lugares no vinculados a un puesto concreto (como puede ser un espacio de taquillas), sumado a una buena silla que se ajuste ergonómicamente de un modo muy intuitivo al usuario, sería fundamental.
Si a esto le sumamos que existan variedad de opciones de puestos de trabajo destinados a distintas formas de trabajo (tales como mesas con mayor privacidad, zonas más colaborativas, espacios centrados en el trabajo en equipo de proyecto, …) y elementos para la gestión y reserva de dichos puestos, tendríamos el paquete de soluciones más atractivo la flexibilización del espacio de trabajo.
Lógicamente, dotar los hogares de una mesa de trabajo cómoda y una silla de trabajo (que no una silla de comedor) serían los elementos que debiéramos en nuestro lugar alternativo de trabajo.
El criterio fundamental es pensar que el aporte que da un producto, con todas sus características técnicas y ergonómicas, no suponga un perjuicio en ningún sentido y muy concretamente a nivel medioambiental: fabricar con materiales reciclados, por procesos limpios, con transporte lo más respetuoso posible y significando un producto que el día que se acabe su vida útil, sea reciclable para otros fines es el objetivo claro.
Por entendernos, las certificaciones WELL y LEED son una metodología que propone un criterio por el que se evalúa la calidad de un espacio de trabajo. Este criterio, tanto en un caso como en otro, lanza distintos puntos (features) a evaluar y en caso de contemplarlos, se obtienen esos puntos. Teniendo un mínimo de puntos se obtienen dichas certificaciones para un espacio.
Lógicamente, el mobiliario tiene muchos aspectos por los que se puede puntuar en el apartado de confort (ergonomía, acústica, …), por lo que, contar con un mobiliario estudiado para ofrecer el mejor rendimiento servirá a este propósito.
Dentro del proceso constructivo y de diseño de nuestros productos, se parte de la idea de ofrecer productos con un grado de contribución máximo al rendimiento que obtendrán sus usuarios, lo que significa en muchos casos hacerse merecedores de este tipo de certificaciones, por lo que trabajamos en este sentido teniendo presente estos posibles aspectos.
Partiendo de la base de que en este sentido deben participar para hacer más saludable un espacio principalmente los usuarios del mismo y la distribución en segunda instancia, el poder contar con elementos del mobiliario que favorezcan entornos seguros es nuestra responsabilidad.
Disponer de mobiliario al que se le pueden incorporar con posterioridad a su instalación accesorios como pantallas frontales y laterales, biombos y paneles de suelo delimitando zonas de incertidumbre e incluso tener mobiliario reconfigurable con facilidad para generar distancia (estoy pensando en nuestras soluciones tipo bench que, fácilmente pueden separarse en islas de dos puestos), son aspectos muy positivos.
Vale la pena también destacar la confección de nuestros productos con materiales de fácil mantenimiento y limpieza, e incluso en algunos modelos de sillas, como nuestra Slat 16, con la posibilidad de desmontar su malla del respaldo para ser lavada o sustituida por el propio usuario.
El catálogo completo de productos de Dynamobel, además de ser un elemento vivo, en continuo desarrollo de la mano de las necesidades de nuestros clientes, está diseñado para dar las mejores soluciones en todos los aspectos y la sostenibilidad es una de nuestras premisas básicas pues se trabaja mucho por conseguir productos sostenibles, reciclados, con fabricaciones respetuosas, embalajes y transportes limpios, una vida útil larga y un final de vida en el que se pueda reciclar la mayor cantidad de material del producto.
Dentro del ADN de Dynamobel se encuentra el dar a las empresas las soluciones más ajustadas a sus deseos y necesidades, por tanto, va por delante nuestra capacidad y deseo de diseñar conjuntamente con ellos las soluciones a su medida lo que, en trabajo conjunto con expertos en diseño, se materializa en muchos casos en soluciones que integran elementos naturales.
En este sentido soluciones de reunión informal, almacenaje y división del espacio, se llevan a cabo en muchos casos incorporando elementos biofílicos.
Del mismo modo, como parte del ADN de Dynamobel, potenciamos y reforzamos nuestra capacidad para llevar a cabo el desarrollo de productos a la medida de las ideas del cliente, por lo que, si lo que se busca es incorporar la biofilia a los muebles, los creamos de la mano.